Casa del Virrey

Una de las reliquias más auténticas del arte colonial español en la América latina es, sin duda la casa llamada del Virrey en Cartago, cuyo nombre se debe, según tradición al hecho de haber sido construida especialmente por don Sebastián de Marisancena para atender al excelentísimo señor Virrey en una visita que anunció a nuestra ciudad. Popularmente era llamada también «la casa de la cadena», pues su propietario, en recompensa de sus altos méritos, recibió de la corona la prerrogativa llamada «de la cadena», que consistía en indultar a todo condenado a muerte que al pasar por el portón de la casa lograra cogerse de aldabón.

¿Pero quién fue Sebastián de Marisancena?

«Sebastián de Marisancena nació en Cartago, hijo del español don Tomás de Sancena y Mendinuetta, quien contrajo matrimonio en esta misma ciudad el 9 de septiembre de 1743 con doña Juana López de la Parra y Heredia. El origen de esta familia fue el valle de Batzan en Guipuzcoa (Vizcaya). Don Sebastián casó en Cartago el 18 de agosto de 1783 con doña María Josefa Sanz de San Juan y Vicuña, hija del mancebo español Don Miguel Sanz de San Juan y Guevara y de doña Nicolasa de Vicuña Álvarez del Pino. El biografiado era nieto del matrimonio español de don Lázaro de Sancena con doña Josefa de Mendinueta y de don Fernando López de la Parra y Vélez casado con doña Josefa Franco de Heredia y Cárdenas . A este caballero fueron recomendados por la Sociedad Científica Francesa y por el gobierno español los sabios barón de Humboldt y Bonpland, los cuales alojó en su casa que había construido especialmente para atender al señor Virrey  en una visita que anunció a la ciudad de Cartago. Fue varón de facultades muy elevadas, enérgico, emprendedor y de espíritu público inimitable. Construyó por su cuenta el antiguo camino del Quindío. Fué fundador de la Balsa (hoy Alcalá) en terrenos de su propiedad que donó a ese municipio; incrementó el aumento de la población y sus construcciones, ayudando de sus haberes particulares a los pobladores más pobres. Fue capitán Poblador de Cartago durante más de veinte años debido a su especial espíritu público. El rey le recompensó los servicios que prestó a la Corona con grandes prerrogativas. Del 26 de septiembre de 1787 en adelante le fue concedido usar en su apellido cuatro letras más: el sustantivo mar y la conjunción copulativa, para indicar que el agraciado había cruzado el mar (Gómez, 1967).

Fue mandada a construir a finales del Siglo XVIII, por el Alférez Real Don Sebastián de Marisancena, como casa de vivienda familiar. Es la reproducción típica de las edificaciones andaluzas del Mediterráneo, al sur de España. Tiene una marcada influencia mudéjar. En donde se destaca no solo el artesonado sino también el uso del ladrillo hecho de barro de la región, utilizado en parte a nivel estructural para las bases y fustes cilíndricos de las columnas y como elemento decorativo en la fachada. Posee un gran patio claustrado central, articulado a su vez con otros dos traspatios, las paredes maestras se levantaron sin cimientos, con gruesos muros de piedra de cantera.

Los materiales utilizados para su construcción, además de ser duraderos como el adobe, el ladrillo, la teja y la piedra de cantera, fueron novedosos para la época, lo mismo que las dos plantas, o de alto y bajo como usualmente las nominaban. Los balcones y las ventanas voladas o pecho de paloma, que integran el espacio público con el privado poseen tableros y balaustres de madera finamente tallada, se encuentran distribuidos en el extremo norte en forma de L, y en el extremo sur, el resto de la casa es de una sola planta pero conserva la misma altura de ocho metros y medio, lo que magnifica aún más la construcción.

Por espacio de 150 años, el inmueble permaneció en manos de los herederos de Sebastián de Marisancena principalmente el de sus descendientes del tronco Feijoo, hasta que en 1937, Leonor Pinto López adquiere la parte norte. Posteriormente en 1948 la Asamblea Departamental por Ordenanza Nº 53, declara la casa de utilidad pública, la compra al matrimonio de  Alfonso Velásquez y Leonor Pinto de Velásquez y se la cede al Municipio.

Por su parte, en 1946, mediante sentencia del Juzgado Civil del Circuito se adjudica el ala sur de la casa a Evangelista Quintana, autor de la famosa cartilla «La Alegría de Leer». Años después en 1.970 su hija Elba María Quintana Vinasco, según protocolo de la Notaría Primera de Bogotá, vende a la Corporación Nacional de Turismo.

Actualmente, y desde 1995, la Casa del Virrey acaba de ser restaurada con dineros de la Nación a través de la Subdirección de Monumentos Nacionales, los recursos fueron conseguidos gracias a la gestión de Doña Lucy Murgueitio de Montoya. Y los trabajos de restauración fueron contratados con el Arquitecto Restaurador José Luis Giraldo. Con la restauración la casa vuelve a su estado original, se han reabierto espacios que estaban sellados por muros y en las paredes resplandece el blanqueamiento de las casas coloniales (Valencia y Laguna, 2013).

 

BIBLIOGRAFÍA: 

González,  J., Herrera, M., Meza, S., Tello, E. 2018. Cartago, tierra de historia y talento. Servicio Nacional de Aprendizaje – SENA. SENNOVA.l

Quintero, A., Restrepo, Y. 2015. Inventario De Bienes de Interés Cultural Material Y Atractivos Turísticos del Municipio de Cartago, Valle del Cauca. Corporación de Estudios Tecnológicos del Norte Del Valle. Hotelería y Turismo Ambiental.